Vistas de página en total

lunes, 16 de noviembre de 2015

Reflexiones innecesarias 1.

           Confieso que siempre me ha dado un poco de risa, por no decir bastante, aquellos que te dicen, si amas de verdad a alguien, siempre vas a querer su felicidad, incluso si lo es con otra persona. Justo yo, un enamorado del amor desde que tengo uso de razón y abuso de corazón, se reía de esto y no entendía, o me detenía a analizar un minuto la profundidad de esa frase, o del mismísimo sentimiento de amor en su mayor esencia natural que se expresa en esto, luego, por supuesto, de su estado más puro, que es el amor de un padre a un hijo. Pero desde un corto lapso de tiempo, debo admitir que lo veo de otra manera y hasta pedir disculpas a aquellos de los cuales me pude haber mofado en años de juventud adolescente, que me planteaban estas cosas.
            Si, yo, que el motor en mi vida es el amor, estoy recién ahora descubriendo un nuevo núcleo en él, ¿el verdadero amor?, porque hoy me encuentro diciendo, que solo cuando amas a alguien de verdad, siempre, pero siempre, vas a querer su felicidad, inclusive antes que la tuya propia, cuando la ves como le brillan los ojos al estar junto a esa persona a la que le dedica sus pensamientos más tiernos, que hasta tal vez sea el amor de su vida, o no. Entonces, aparecen sensaciones tan extrañas y opuestas entre sí, que es irreal que puedan suceder todas juntas a la vez; por un lado se te desarma el alma de pena al verla con alguien más, soñando cada noche con ser vos esa persona por la cual suspira, y por el otro lado, el corazón se te llena de alegría al ver que su sonrisa no entra en su  boca de tanta felicidad, y con tan solo eso, vos sos feliz, porque ella es feliz, y ahí te das cuenta lo avaro que fuiste amando durante toda tu vida, y que todo lo que te pudo haber pasado antes, fue solo el entrenamiento necesario para poder descifrar quien es la persona que el universo te marco en el alma, pero que el destino, por demás excesiva cantidad de veces, no te la pone junto a vos.

Omar Criador.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Mientras ella.

Y mientras ella, con su eterna dulzura y un brillo en los ojos que parecía ser su alma escapando a la libertad luego de un encierro de tristeza, me contaba que inesperadamente, casi sin darse cuenta, el amor la había vuelto a tocar; a mí se me partía el corazón, una vez más.
            Fue entonces cuando finalmente comprendí, que el amor de mi vida nunca estaría a mi lado, que tendría que encontrar en otros horizontes, lo que ya sé que no voy a encontrar en ninguna otra mujer que no sea ella.
            También debería de aceptar el hecho, de que jamás conoceré el sabor de sus labios, aunque eso lo puedo solucionar robándole un beso.

Omar Criador.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Dos Mundos, Dos Burbujas.


            Pertenecían a mundos tan diferentes que no existía posibilidad, real o metafísica, de que siquiera pudieran rosarse dichos mundos; no hablo de clases sociales, ambos eran laburantes. Ella, una chica de ciudad, con su vida llena de obligaciones, con sus innumerables contactos laborales y amistades, con su ritmo de vida tan acelerado, ese que las grandes ciudades te llevan a tener, y todo aquel estilo de vida con costumbres y millones de cosas tan llamativas y hasta algunas raras que no llegan ni a notar los que viven allí. Él, como le gustaba autodenominarse, “Un Bicho De Pueblo”, había rechazado la ciudad hacia muchos años y elegido su lugar en el mundo, una pequeña ciudad en la provincia de Buenos Aires, que cada día lo hacía más feliz, esas que las conocemos como “El Pueblo”.
            No vayan a creer que esta es una historia de amor donde alguno de ellos lo deja todo para estar con el otro; esto va por un lugar muy distinto, intento contar la realidad de este mundo, donde sabemos que no es una película, pero que por más que lo neguemos, soñamos con que así sea.
            Como decía más arriba, dos mundos muy diferentes; pero dos personas que no eran tan distintas en su forma de pensar, de sentir, de amar. Se conocían desde mucho antes de la  mitad de sus vidas, cuando él, sin percatar aun su presente pasado, vivía en el mundo de ella, siendo un grano mas de ese gran desierto de gente, y a medida que pasaba el tiempo iba descubriendo que ese no era su mundo, que nunca lo seria y que aunque podía estar allí y hasta parecer uno más, cada vez era menos él, salvo, en breves momentos de paz cuando podía conectar su mente y su alma con ella, sin embargo para poder ser él en su propia vida, debía irse, aunque cada tanto le gustaba volver para tocar las luminarias de aquel mundo, para confirmarse a si mismo su plena felicidad en el suyo, para demostrarse que si lo deseaba podía estar ahí, pero no le gustaba aquel mundo, mas allá, de que le podría dar muchas cosas, aun más de las que le daba su propio lugar, pero prácticamente nada de lo que encontraba allí le lograba llenar el alma como lo hacía su pueblo, aunque algo había en la ciudad que lo podía lograr e incluso hasta hacérsela desbordar de alegría, ella.
            Ella, si bien alguna que otra vez piso en el mundo de él, nunca le surgió o le dio por pensar, como seria ese mundo, simplemente lo pisaba como descubriendo una atracción turística, y eso no tenía nada de malo, porque ella ya se encontraba en su lugar, desde siempre, ella era feliz en su mundo y no se hacía necesario ningún planteo o duda de cambios de aires, porque inconscientemente creo, que sabía que ese, era su lugar en el mundo.
            Se conocieron cuando él entro a trabajar al mismo lugar que ella, en cuestión de días se hicieron amigos, buenos amigos al cabo de unas semanas, y confidentes eternos varios años después, incluso, eso no sucedió hasta inmediatamente después de haber pasado una exagerada cantidad de tiempo sin saber nada uno del otro; de allí en adelante todas las semanas conversan, y periódicamente se encuentran y comparten un par de días juntos. Días de incesantes destellos de magia que iluminan su alrededor; días en que las risas no entran en sus bocas; días en que si decidieran no hablarse, sabrían perfectamente que le está sucediendo al otro con solo mirarse, porque tanto se conectan sus almas cuando se encuentran que pueden reír o llorar juntos sin la necesidad de contarse nada; días en que se olvidan de sus propios mundos; días que pasan demasiado rápido. Es increíble que con tanta conexión, con tanta felicidad juntos, no haya amor. Aunque él, confesó hace poco que ella era su gran amor, pero que eso no era importante, porque ellos se arropaban el corazón el uno al otro para salir a sus mundos a pelearla con muchas más fuerzas, no sé si lo dice para engañarse a sí mismo o lo siente así, pero creo que hay un poco de eso entre ellos.
            Y es así, que dos que no son, que nunca fueron y que nunca serán; se satisfacen las almas sin siquiera tocarse los labios. Así es también que dos mundos distintos que ni podrían rosarse, si lo hacen, pero nunca serán el mismo, porque son como dos burbujas que si se chocaran no saldría una más grande, sino que explotarían; y por mas que no les guste lo que digo, esto es así, en la realidad que nos rodea, ya que dos de mundos tan distintos jamás podrían ser felices juntos, porque las burbujas estallan, uno al perder su mundo, y el otro, por sentir que lo saco de su lugar para estar juntos, y así dos almas que podrían ser una sola, se destruyen sin querer, al explotar sus burbujas.

Omar Criador


Versos Malos 17.

¿Te dije que te quiero? Escribió,
Y me descoloco
Para siempre de mi órbita,
Y si bien me resisto,
Me anime a soñar.
Y aunque te sueñe
Nuestra felicidad, siempre
Será por separado. 

                                           Omar Criador.


viernes, 23 de octubre de 2015

Jugar la última ficha

Hoy decido que voy a jugar
Una ficha más,
Ya ha sido demasiado lo perdido
Y nada lo ganado.
Cada vez que jugué,
Volví con un pedacito menos de corazón.
En esta ultima ficha que voy a jugar
Va lo que queda de él.
Es por eso, que no voy a tirarla al azar
Es por eso, que la tengo agarrada en mi puño,
Pero quiero jugarla,
Quiero que seas vos mi última ficha
Quiero que vos cuides mi último pedacito de corazón,
Pero no voy a soltar mi ficha de mi puño
Porque las probabilidades a mi favor
De que ocupe un lugar en tus sueños
Están por debajo del cero.

Omar Criador

sábado, 17 de octubre de 2015

Versos malos 16


Si logro que, al menos por un segundo al día
Pienses en mi y eso te haga sonreír,
Yo, voy a estar junto a vos
Por el resto de nuestras vidas.

Si tu mirada de tramposa inocencia
Se coló en cada uno de mis pensamientos,
Como no voy a poder, con ternura y caricias,
Perforar la barrera, que le impiden
A mis labios, llegar a tus labios.
                                   Omar Criador

sábado, 10 de octubre de 2015

La chica de la camisa rosa.

Si yo estaba bien, ¿Por qué me tenía que enamorar?
Hasta habíamos llegado a un acuerdo con mi soledad, yo le daba vía libre alguna que otra noche, y ella me dejaba tener una vida tranquila, y ahora domina todo, incluso mi andar.

Si yo estaba bien, ¿Por qué me tenía que enamorar?
Pero la culpa es mía, yo ya sabía que su sonrisa me podía, desde el día que la conocí. También era consciente de que su dulzura me llevaría a un constante suicidio de felicidad, en el mismo momento que me hablo por primera vez.

Si yo estaba bien, ¿Por qué me tenía que enamorar?
La verdad, es que no puedo engañar a nadie, ya estaba perdido cuando vi desde lejos acercarse a una muchacha de cabello oscuro, vestida con zapatillas, jeans y una camisa rosa, que prácticamente podría asegurar estaba esculpida en su cuerpo por el mismísimo Belcebú, para que los mortales fuéramos incapaces de no pecar por su amor.


Omar Criador