Me siento frente al papel,
decidido a no escribirte nunca más y lo único que aparecen son las marcas que
dejaron tus caricias en mi cuerpo.
Las sonrisas que un día
fueron para mí, hoy son para otro.
Te puedo dar un beso? Te pregunte
un día mágico de abril.
“solo uno” contestaste, y fue
el primero de los besos más dulces, tiernos y apasionados que jamás me dieron,
y quien sabe si alguna vez me volverán a dar, pero esos besos hoy son de otro.
Quisiera tener la grandeza de
poder decirte que seas muy feliz, pero mi corazón es avaro y solo quiere estar
a tu lado.
Ojala algún día mi alma deje
de llorar por vos.
Omar Criador
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